-Dicen
que al mal tiempo buena cara, que un clavo saca a otro clavo y que tras la
tormenta siempre viene la calma.
Dicen
tanto y sienten tan poco que es acojonante la de cosas que pierden por miedo a
perder. La de sueños que se quedan en eso, en simples sueños, por miedo a que
algún día se vuelvan realidad, por miedo a que lleguen con la abrumadora fuerza
que trae la magia consigo con cada cambio de sentido, con cada giro de 360º,
con cada simple cambio de rumbo. Y es que a veces nos acojona la simple idea de
pensar que la brújula que tanto consultábamos estaba trucada, que lleva
engañándonos todo este tiempo atrás, cegándonos con una luz que brilla pero no
calienta en las peores noches de invierno. Y puede que nos demos cuenta, no muy
tarde, de que el tesoro personal que todos ansiamos suele estar más cerca de lo
que creemos o muchas veces nos empeñamos en creer.
También
suelen decir que tras cerrarse una simple ventana siempre se abre una puerta
mucho más grande y que, al final del túnel siempre hay una luz esperando para
guiarnos a un lugar mejor.
De
lo que no dicen nada es de que a veces se vive mejor entre inestables soplos de
vida, entre incontables “tiras y aflojas” que nos dejan en la mismísima cuerda
floja, al borde de la locura. Que un clavo puede que saque a otro clavo, pero
muchas veces lo que andamos buscando es uno ardiendo al que agarrarnos para
seguir inmersos en la tormenta.
Tampoco
hablan de que ciertas noches nos vendamos los ojos mutuamente para no ver la
luz de lo que a simple vista parece ser nuestra salvación, o una socorrida salida
de emergencia. Y es que resulta que al fin y al cabo no se está tan mal entre
las tinieblas de tus brazos, entre las sombras de tus manos atrapando mi
cuello.
Que
no dudo que tras el cierre de esa desgastada ventana se abra de par en par otra
nueva salida, pero no cambiaría por nada ninguna de esas muchas cicatrices que
guardo tras cada intento de asaltar tu tapiada ventana.
Que
soluciones puede ser que nos sobren, pero a veces y solo a veces, disfrutamos
perdiéndonos entre las tramas de todos esos problemas que intentan abordarnos.
Que más que nadar, flotar sabemos todos pero deberían saber qué magia trae el ahogarse
en uno de esos vasos tuyos.
Que puede ser que a esto le siga la mayor caída de la historia, que es una realidad eso de que vas creando dependencias malditas con ese atípico agridulce sabor de boca que dejas, y es que en definitiva, es eso lo único que dejas tras cada partida.
Que puede ser que a esto le siga la mayor caída de la historia, que es una realidad eso de que vas creando dependencias malditas con ese atípico agridulce sabor de boca que dejas, y es que en definitiva, es eso lo único que dejas tras cada partida.
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