Yo solo quería ser tu Roma personal y los caminos que te condujesen a ella. Los
atajos que te perdiesen y los laberintos donde nos encontrases huyendo de las
horas. Tu mayor ruina y mi peor reconstrucción. Tus columnas sujetando nuestro
suelo y aguantando el que era su cielo.
Yo solo quise ser las dos caras de la moneda para siempre
darte suerte, sin saber que la suerte estaba de mi lado y, por eso, siempre caía
de canto.
Antes que nada, preciosas palabras he descubierto en este maravilloso lugar. Me encanto esta entrada como otras tantas.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras que encontré por mi blog, me sentí realmente halagada.
Me encantaría seguirte para seguir al corriente de nuevos textos pero no pude adherirme al no encontrar la parte de seguidores y estaría muy bueno que la tengas, ya que seguramente somos varios los que queremos seguir teniendo tus novedades.
Beso grande reina.
Muchas gracias bonita :)
ResponderEliminarY pediré ayuda con eso de los seguidores a cualquier alma caritativa por eso de que soy algo... mmm, torpe sí, dejémoslo en torpe con estas cosas.
Un besito
Ay... ser Roma son palabras muy muy grandes. Ser Roma es querer conquistar el mundo, la suerte.
ResponderEliminarPrecioso.
Me quedo :)
Un besito.