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"Y es que el universo siempre conspira a favor de los soñadores"

miércoles, 27 de agosto de 2014

chicas y Chicas.

Chicas como tú,
de esas que van levantando no solo expectación
con cada paso que dan,
dejando huella sin necesidad de acercarse
en corazones facilones como el mío.

Chicas como tú,
que van dejando resquicios de luz,
chupitos de esperanza en la barra más dramática
de aquel barrio de extrarradio.

Chicas como tú,
defensoras de causas perdidas,
abogadas del mismísimo Leviatán
e intercesoras de almas perdidas, sin salida,
                                                                  Como la mía.

Chicas como tú,
doctas en promesas rotas,
corazones andrajosos y cicatrices descosidas
o tal vez, nunca zurcidas.

Chicas como tú,
de fácil impresión y difícil conquista.
De esas que rozan lo imposible,
de las que te erizan la piel con un leve roce de mejillas.

Chicas caprichosas, de las que se recrean en sus errores más crueles,
de las que tropiezan y caen, de las que llegan a amar a su peor piedra

Chicas como tú,
sedientas de amor,
cansadas de baratas fragancias.

Chicas calienta mentes como tú,
con doctorado en correr-se en las mejores fiestas.
Expertas en noches de amor y mañanas de olvido.
Chicas con las que tras esa noche de amor te hacen creer en una vida contigo.

 





martes, 26 de agosto de 2014

Unas de esas que vuelan

Vivía un infierno donde el frío era el dueño, donde el de la sonrisa más vacía y la promesa más incumplida salía con cierta ventaja de la casilla de salida.
Vivía entre 4 paredes de cartón que con el mínimo llanto se precipitaban caladas al vacío. Deshaciéndose entre ellas, aplastando hasta la más mínima ilusión, tapiando cada posible huida, cada exigua idea de que él no volvería a salirse con la suya, al menos no esta noche.

Soñaba con dormir, con dormir y no despertar, con no tener que preocuparse por qué decirle a ese extraño a la mañana siguiente. En verdad hubo ciertas noches en las que solo soñaba con soñar.

Pero tras muchas noches de besos dispares y amaneceres llenos de quehaceres adornados con mentiras endulzadas comprendió que no todo lo que brilla en esta vida es oro, que hay personas que merecen de todo menos llamarse así. Que la ausencia de cadenas y grilletes no declara libertad y que hay presencias que solo quieren destruir esencias.

Cansada se dirigió a la puerta. Llevaba a la espalda demasiadas palabras que no fueron nada y ni un hueco más para ninguna nueva punzada.
Se fue para no volver y de una vez por todas se abrió paso en el mundo a base de codazos.

Y ahora sí, ahora sonreía, había encontrado tiradas en el suelo las alas que perdió la primera noche, aquellas que vio caer sin la más mínima intención de abrirse y las mismas con las que tantas noches programó una esquizofrénica huida. Entendió que volar tiene su magia pero unas alas así debían tejerse con la mejor hebra de ese ovillo y tú.. tú (me) cosiste unas alas a base de puntadas sin hilo.

sábado, 23 de agosto de 2014

46.

Ella era toda la luz en mitad de la tormenta.
Los 20 poemas de amor y la famosa canción desesperada de aquel poeta que, como otros muchos, perdió la cabeza por  alguien como ella.  
Era los gritos de antes y el  humo de después, las mañanas más tempranas y las noches más amargas. Las risas hasta las tantas y los quehaceres inflexibles.
Ella fue (y sigue siendo) ese eterno             “ Buenos  días mundo!” gritado desde un cuarto, ese cuaderno mágico y las tantas historias que dan vida a sus cuadros. Las sutiles pinceladas de magia y sus canciones medio inventadas que hacen de la vida una estancia más bonita.
Ella es un escalofrío continuo, esa perenne alegría, la mano que te lleva día a día, despacio, siempre sin prisas.
Ella es ese abrazo más que necesario y ese “Tranquila, todo va a salir bien. Confía más en ti misma”
Esos dedos en la espalda cuando las palabras se traban, cuando las lágrimas se anudan en la garganta. Ella es ese asiento en el sofá y ese hueco calculado al milímetro para que reposes en ella tus miedos, tus alegrías y tus no solo nuevas heridas.
Ella son los ojos más francos de todo Alcalá, la risa más escandalosa de aquel triste mercado y la sonrisa más bonita con la que cuenta esta maldita ciudad.
Ella es esa mirada y esa magia que la persigue a donde quiera que vaya, ella es ella y su determinación por hacernos ver el mundo con ojos de niño.
La más marchosa rumba, la mejor canción de amor jamás compuesta, los versos más bonitos de todo Madrid que solo hayan sido pensados, la musa que todo cantautor quiere en su vida, la dama que tantos pintores anhelaron tumbada en su cama.
Ella es ella. 


Ella es luz. Ella es magia.

miércoles, 20 de agosto de 2014

RESIDUOS

-Aferrada a la barra del bar saboreaba su última copa. Esa que juraba como última antes de abandonarse a capricho divino del alcohol, antes de ahogarse con canciones que, hasta ese preciso instante, creía muertas. Haciendo equilibrios en una cuerda que lo único que quería era abrazar fuerte su voz. Dilucidando entre mantenerse en pie o dejarse caer al vacío, sin preocuparse por la inexistente red de seguridad que suele acompañar  a estos momentos.

Sonreía para sí.

La nostalgia de otros tiempos mejores recorría sus venas, intoxicando cada resquicio de su ser. Sus ojos se llenaban de vidriosos recuerdos a punto de saltar al vacío. Su lengua comenzó a tararear melodías que habían sido obligadas a quedar en el olvido y de pronto desplegó sus brazos. Respiró todo el humo que le permitieron sus maltratados pulmones y comenzó a girar entre las columnas del local.
Sus latidos acompañaban al mismísimo Eric Clapton a ritmo de “More than words” y el vuelo de su desgastado vestido dejaba al descubierto sus atrevidas piernas. 

Estaba en pleno éxtasis, a una vuelta más de perder el conocimiento, con las luces ya encendidas y gritando en silencio, callando las voces de lo que podía ser su cansada conciencia.

La verdad es que en estos últimos años se había acostumbrado a tenerla de fondo, podía decir que era una melodiosa voz que la acompañaba en sus peores noches. En esas noches en las que se dejaba ser, en donde los únicos protagonistas eran ella, el culo de esa botella y un individuo al azar.
Siempre al azar.

domingo, 17 de agosto de 2014

Y ahogarse en uno de esos vasos.

-Dicen que al mal tiempo buena cara, que un clavo saca a otro clavo y que tras la tormenta siempre viene la calma.
Dicen tanto y sienten tan poco que es acojonante la de cosas que pierden por miedo a perder. La de sueños que se quedan en eso, en simples sueños, por miedo a que algún día se vuelvan realidad, por miedo a que lleguen con la abrumadora fuerza que trae la magia consigo con cada cambio de sentido, con cada giro de 360º, con cada simple cambio de rumbo. Y es que a veces nos acojona la simple idea de pensar que la brújula que tanto consultábamos estaba trucada, que lleva engañándonos todo este tiempo atrás, cegándonos con una luz que brilla pero no calienta en las peores noches de invierno. Y puede que nos demos cuenta, no muy tarde, de que el tesoro personal que todos ansiamos suele estar más cerca de lo que creemos o muchas veces nos empeñamos en creer.

También suelen decir que tras cerrarse una simple ventana siempre se abre una puerta mucho más grande y que, al final del túnel siempre hay una luz esperando para guiarnos a un lugar mejor.

De lo que no dicen nada es de que a veces se vive mejor entre inestables soplos de vida, entre incontables “tiras y aflojas” que nos dejan en la mismísima cuerda floja, al borde de la locura. Que un clavo puede que saque a otro clavo, pero muchas veces lo que andamos buscando es uno ardiendo al que agarrarnos para seguir inmersos en la tormenta.
Tampoco hablan de que ciertas noches nos vendamos los ojos mutuamente para no ver la luz de lo que a simple vista parece ser nuestra salvación, o una socorrida salida de emergencia. Y es que resulta que al fin y al cabo no se está tan mal entre las tinieblas de tus brazos, entre las sombras de tus manos atrapando mi cuello.
Que no dudo que tras el cierre de esa desgastada ventana se abra de par en par otra nueva salida, pero no cambiaría por nada ninguna de esas muchas cicatrices que guardo tras cada intento de asaltar tu tapiada ventana.
Que soluciones puede ser que nos sobren, pero a veces y solo a veces, disfrutamos perdiéndonos entre las tramas de todos esos problemas que intentan abordarnos. Que más que nadar, flotar sabemos todos pero deberían saber qué magia trae el ahogarse en uno de esos vasos tuyos.

Que puede ser que a esto le siga la mayor caída de la historia, que es una realidad eso de que vas creando dependencias malditas con ese atípico agridulce sabor de boca que dejas, y es que en definitiva, es eso lo único que dejas tras cada partida.