Me dijeron que lo más bonito se encontraba en el interior de
cada ser y me pasé media vida desmembrando insectos. Que lo que de verdad
merecía la pena conocer estaba dentro de uno mismo y me pasé los que fueron mis
últimos días, removiendo mis entrañas, estrujándolas sin más y exprimiéndolas con fuerza
en busca de un elixir maldito que llevase grabado tus iniciales.
Decepción.
Lo único que hallé fue dolor y unas manos demasiado
ensangrentadas hasta para mí.
Me dijeron que las heridas se curaban, mudaban su piel y
cambiaban su nombre por uno más respetable, “cicatrices”, pero no me dieron
solución a esto de estar abierta en canal. A esto de sangrarte con cada gota y
seguir buscándote con las manos enpsicopatadas y los ojos nublados de no verte.
Me dijeron tantas cosas que aquí estoy, muriendo con cada
parpadeo de aquél reloj de pared. Vacía por fuera y ahora por dentro.
Buscándote a ti en mí, detrás de mis entrañas o escondido en uno de esos recovecos
de mi intestino. A decir verdad, tratándose de ti nunca tuve remedio y ésta, en
realidad, sólo es otra noche más en la
que acabo igual que siempre.
Desmenuzándome. Extirpándome poco a poco. Sin prisa,
muriéndome por fuera pero matándome por dentro.
Descuartizándome, sangrando y desangrándome por ti, por
encontrarte. Por encontrarte de nuevo en mí.
Alguna cosilla es mejorable en su contexto y el final pierde fuerza, pero hay un par de imágenes interesantes. Particularmente, es algo tópico para mi gusto, pero eso no es lo que me conviene juzgar: yo soy un bicho raro. :P
ResponderEliminar