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"Y es que el universo siempre conspira a favor de los soñadores"

sábado, 18 de octubre de 2014

Desafiando cualquier ley de gravedad

En verdad siempre hubo un poco de Enero en sus pestañas y algo de Septiembre en sus abrazos. Fue la razón más bonita que encontró un día Salamanca para despertar.

Madrid de su mano.
Eso sí que era una ciudad. A eso sí que se le podía llamar volar.

A decir verdad nunca supe diferenciar cuando mentía o cuando decía la verdad. Supongo que eso ahora es lo de menos, que aquí sus palabras están de más y las mías apenas intentando romper ese bajo cero.

Que no sé si llegué a desnudarla alguna vez o sólo soñé con ello las 362 noches que faltó en mi cama. Tampoco sé si alguna mañana, antes de su rutinario abandono me dijo su calle, o su número, o si era de café caliente o le bastaba con sólo tenerlo templado. Puede que esos acordes tengan razón, que no sepa nada de ella y, ya que estamos, de mi tampoco. Y es que ¿a quien quiero engañar? en verdad no se nada, más que llegué a odiar cada una de las costuras que moldeaban su cuerpo y en un ataque de celos, rabia, o vete tú a saber qué quise acabar con cada una de las vocales que abrazaban su nombre.

Que hicieron falta 3 noches viéndola brillar, desafiando a Neewton y su famosa gravedad al borde de un escritorio para echarla de menos, con esta, trescientas y muchas madrugadas.

Que esto de olvidarla me viene grande a pesar de que nunca llegase a conocerla del todo bien, o del todo mal. Pero refugiándome en los pocos "por si acaso" que me quedan sigo calentando una taza más que la otra por si alguna noche vuelve a traerla de vuelta el mismo viento que un día se la llevó al quemarse con su propias cenizas.




2 comentarios:

  1. Se podría mejorar alguna cosilla, aunque debería releerlo y jugar a ser dios intentando adivinar tus verdaderas intenciones para así descubrir si el lenguaje se adecua plenamente o solo está bastante próximo a ello. ;)

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  2. Entre Salamanca y Madrid se han sucedido muchas historias. Algunas irrepetibles, otras indignas y otras susceptibles a ser olvidadas. Es bonito encontrar puntos de casualidad e intensidad. Un abrazo

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