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"Y es que el universo siempre conspira a favor de los soñadores"

miércoles, 3 de septiembre de 2014

CON CADA PEDAZO.

Yo siempre había sido una chica de verano. Odiaba el invierno y los días encapotados. Brillaba con el sol y me precipitaba con los días nublados.
Repelía el invierno. Era demasiado tú.
En verdad puede que te llegase a querer, pero también te lloré y claro que te odié. Te odié con toda mi alma, con todas mis ganas y todo mi ser y a pesar de todo eso te quería, o te quise, o te quiero, vete tú a saber.

Finalizaba noviembre y veníais de la mano, con la misma intensidad. Helando todo a vuestro paso, orgullosos de paralizar e inmortalizar traviesas gotas de rocío.
Ahora puedes mentirte mintiéndome y excusarte mil veces más diciendo que el frío mantiene, que el frío conserva. Pero no te metas los dedos en los ojos ni te vendes los oídos cuando te griten mis pedazos que todo lo helado es más frágil. Que todo lo helado se vuelve débil, vulnerable y teme hasta ser rozado. En verdad, teme acabar destrozado, acabar como yo, en mil pedazos.

Ciertamente lo único que me gustaba del invierno eran esas bufandas de doble vuelta que me protegían del frío (o de ti), o de esas mañanas en las que helaba (o de tu cruel mirada), llámalo como quieras pero, esas doble bufandas han parado más atentados suicidas contra  mi pecho que cualquier chaleco antibalas.

Y es que te tienen que sobrar cojones o faltar dos dedos de frente para ponerse a escasos centímetros de ti y jugar a desnudarte sin mover ni un solo músculo. A sonreírte con las orejas, comerte con los ojos y besarte con los pies. A enamorarte con mis dedos, aspirarte con mis labios y tocarte con mi voz sin saber que perderé la vida en ello. En un juego.

Que sí, que es una locura quererte, pero mayor sería conocerte y no intentar tenerte.
Aunque solo se quede en eso, en un intento. Aunque me quede solo en eso, sola en la soledad de tus besos erizando mi cuello, aunque pierda una batalla que solo ha sido creada para los más valientes.

Aunque me quede sola y me pierda en el eco que produzca mi caída en medio de la nada. En esa caída donde firmo mi sentencia. Donde me rompo. Donde desaparezco. Donde muero por y para sentirte. Donde dejo de ser. Donde te quería, te quise o te quiero. Donde sin ser te siento, con cada uno de mis pedazos.

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