Así, sin tapujos, sin rodeos, sin pretextos.
¿A cuántos “buenos” días sin ti estás de mí?
¿Cuántas noches más piensas quedarte en mis ojeras?
¿Cuántos lunares voy a tener que unir en espaldas ajenas
para encontrarte perdido en constelaciones solo tuyas?
Estoy cansada de dibujarme junto a ti, sin ti, y al lograr
acabarme toparme contigo sin ti mismo, desdibujándote, perdiéndome y
perdiéndote, perdiéndonos sin motivo.
Estoy cansada de llenarme el alma de sinsabores y el
estómago de mariposas sin alas y luego hartarme a vomitar, a vomitar tu nombre,
a vomitar fragancias que aunque gire la almohada seguirán ahí clavadas.
A
vomitárteme.
A vomitarte y a vomitarme jurando que así acabo contigo para luego
volverte a comer, saborearte.
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